Recientemente en Colombia se
llevó a cabo la elección del Procurador General de la Nación, teniendo como
resultado la reelección de Alejandro Ordoñez. Este funcionario público no ha
pasado desapercibido en sus casi cuatro años de gestión. Sus actuaciones han
producido polémicas en las que se evidencia la polarización de la sociedad
colombiana. Específicamente las relativas al matrimonio homosexual y al aborto
han sido duramente criticadas o gratamente recibidas. ¿Y porque dichas
actuaciones o pronunciamientos despiertan la rabia y el amor? Lo que se
encuentra en el trasfondo de sucesos como los ocurridos con Ordóñez consiste en
el choque de dos antropologías, dos
imágenes del ser humano totalmente antagónicas.
De un lado tenemos una
antropología que se afirma sobre sí misma definiendo la libertad creadora como
la forma ultima en que se expresa lo humano. El ser humano se crea y recrea en
la historia con la fuerza de su voluntad que es deconstructiva. Es un proceso
que sólo puede crear un nuevo orden destruyendo el orden existente. Así la
identidad personal es siempre dinámica, histórica y cultural, “producto” por
ejemplo de la “preferencia sexual”. Es una identidad que nace de la transgresión
de los límites de la tradición cultural y en especial de la naturaleza. Límites
que según esta imagen del hombre, se expresan en una antropología esencialista
que aniquila el principio de libertad.
Por otra parte, tenemos una antropología
que se afirma en la realidad. Una imagen del hombre que parte de lo existente
para construir; que parte de la “persona”, ese modo de existir que nos permite
decir “yo” y que por lo tanto requiere de un “tú”, al que nunca se busca aniquilar.
La naturaleza es la condición de posibilidad de todo proceso creativo en la
cual los límites guardan de la desesperación propia de las posibilidades
infinitas. Es una imagen del hombre donde la identidad es un “don” que se nutre
de a libertad.
Se trata del choque de dos antropologías
que afirman la nota creativa del destino humano, pero que difieren en la forma
de realizarla, una destruye la otra construye.
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