Romano Guardini pronunció gran parte de sus lecciones sobre ética en la Universidad de
Munich (1950 – 1962), las cuales fueron publicadas póstumamente en 1993. El
esquema de estas lecciones constaba de dos partes: la primera dedicada al fenómeno
de la ética natural y la segunda dedicada
la relación de la ética con la revelación cristiana. Tanto en la primera parte, pero sobre todo en
la segunda, se aprecia una fuerte crítica a lo que Guardini llamó el autonomismo,
que es el proceso histórico-existencial por el cual el hombre moderno define su
posición vital como autonomía absoluta, en especial una autonomía frente a
Dios. Este autonomismo, que para Guardini viene acompañado del debilitamiento
del órgano religioso, se expresa en las categorías de Naturaleza, Sujeto y
Cultura. Este proceso histórico, fruto de una decisión existencial, ha llevado
al ser humano a una situación de crisis para la cual el autor italo-aleman
propone como clave de interpretación las denominadas dialécticas del malestar:
Soberbia – angustia, conocimiento del hombre - desconocimiento de su esencia, revolución
– dictadura y silencio – palabra. Estas contradicciones son la muestra de una nihilizacion
de la vida que proviene completamente de la pretensión de autonomía.
Esta situación de crisis tiene su cara positiva, en el hecho de poner a la
luz la verdad de la pretensión de autonomía. El camino a seguir que propone
Guardini, es de un cambio de sentido, una metanoia
que retome el acto fundante de la ética: “La existencia ética descansa en última
instancia en el conocimiento de haber sido creado y en la aceptación de este
hecho primordial” (Guardini, Etica, 806). La propuesta de Guardini, es reconocer la
teonomía de la persona: un yo en relación primordial con el Tú divino.
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