25 de marzo Basílica de San Pedro

Esta tarde conocí la basílica de San Pedro. La ocasión no podía ser más especial. La Basílica estaba cerrada pues en la plaza todo estaba dispuesto para el encuentro con el Santo Padre con motivo del XXV aniversario de la jornada de la juventud (más adelante amplio esta parte), así que entramos por un acceso privado al interior del Vaticano. Entramos a la Basílica justo atrás del altar mayor y allí nos estaba esperando el Cardenal Comastri, Achiprestre de la Basílica de San Pedro quien tuvo la gentileza de explicarnos la historia y el significado del principal templo de la Iglesia Católica (luego pongo un poco de la explicación del Cardenal). Cuando pensaba en Roma no podía dejar de pensar en San Pedro, y siempre me preguntaba como seria la basílica. Una vez dentro, aunque todo era nuevo para mí, me sentía como en casa. Y es que no se puede negar que el tamaño es bastante considerable, no impide el recogimiento y sentir la acogida de la Iglesia. Todo allí dentro remite a la Iglesia y su presencia en la historia del mundo. Todo está lleno de significado. No

Desde los planes para este viaje, tenía claro que se trataba de un viaje de fe, y estaba precisamente sobre una construcción que remite a la fe. La basílica está construida sobre la tumba de San Pedro, el apóstol que Jesús escogió para fundar su Iglesia. Es un templo construido sobre la Piedra. Allí tuve la oportunidad de rezar por mi fe, y de rezar también por otros. Un momento muy importante fue frente a la tumba de Juan Pablo II. Todos los jóvenes que íbamos nos pusimos a rezar intensamente. Aun en su tumba Juan Pablo el Grande seguía estando disponible para los jóvenes. Allí recé especialmente por todos a quienes ofrecí rezar y quienes me pidieron hacerlo. A todos mis amigos, a todos los que Dios me ha dado los puse en oración, encomendándolos al Papa. Allí también le pedí al Papa Juan Pablo II que desde el cielo acompañe al Movimiento de Vida Cristiana.