El día de hoy ha comenzado con el FIAT. Iniciamos celebrando la Eucaristía propia de la solemnidad de la Anunciación. La misa fue en italiano con cantos en inglés, español y francés. El misterio eucarístico es el mismo no importa el idioma o la cultura. Mi experiencia en la misa fue la de descubrir un poco más como nuestra Iglesia es una Iglesia de Eucaristía. Es la partición del pan, cuerpo del Señor, la que supera toda diferencia y nos hace una sola asamblea.
Es difícil describir la belleza de los cantos, pero ciertamente eran una oración que expresaba nuestros anhelos. Todos allí cantando, dirigiéndonos a Dios. Me acordaba tanto de nuestro Fundador, Luis Fernando, primero por lo del Fiat que fue parte de la homilía, pero también porque en la misa era palpable esa dimensión teologal que con una fuerza tremenda toma lugar en la vida del joven. Todos estábamos allí, dirigiéndonos a Dios en su presencia por antonomasia. Todos buscándole y recibiéndole en la comunión.
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