jueves, 27 de diciembre de 2012

Conquistar el derecho a la vida

Cada generación de seres humanos debe realizar sus propias conquistas. 

Ciertamente como sociedad vivimos de lo que nuestros antepasados han realizado y logrado, por ejemplo la ciencia es una muestra fehaciente de ello: la medicina contemporánea, ha alargado la esperanza de vida de las personas gracias al acerbo acumulado de conocimientos y experiencias de su historia, de modo que es difícil pensar que como sociedad retrocedamos al momento en que una persona podía morir por que no existían las vacunas.

Los Derechos Humanos, parecerían ser otra gran conquista de la humanidad, no sin antes pagar un precio alto en vidas de personas -con nombres e historias concretas- antes de ser declarados el 10 de diciembre de 1948. Este logro de la humanidad, es sin duda el lenguaje de las relaciones internacionales y de los mínimos de convivencia global[1]. Pero se trata de una conquista que aun no termina. Los Derechos Humanos se han constituido en un “botín de guerra” que el lobby más fuerte reclama.

El derecho a la vida, que para el sentido común se encuentra a la base del ejercicio de los demás derechos, no es un derecho ganado por la sociedad, por el contrario la instrumentalización de la vida es una señal inequívoca de la crisis de nuestro tiempo que relativiza todo valor y sentido en función del poder, del tener o del placer. En la ONU, la vida es el botín que el lobby pro-muerte viene reclamando para efectos del negocio del aborto. No obstante, encontramos otros ejemplos de la necesidad de conquistar el “derecho base”[2]:
  • Los sistemas de salud que privilegian la rentabilidad de privados sobre la integridad de las personas.
  • Los regímenes políticos que indiscriminadamente bombardean o ametrallan civiles para mantenerse en el poder o conseguir sus objetivos. Las acciones de grupos terroristas que utilizan la muerte de inocentes para presionar a la sociedad.
  • La delincuencia común que por hurtar un celular es capaz de segar la vida de cualquiera.
  • El suicidio que ha llegado a convertirse en un verdadero problema de salud pública.
Trabajar en pro de la vida es una tarea ardua, de gran envergadura y con muchos frentes. Los hombres y mujeres de hoy estamos llamados a realizar una autentica conquista de los Derechos Humanos, en especial del derecho a la vida. Sin embargo, las generaciones futuras no estarán exentas de tener que conquistar nuevamente el derecho base. Tal vez lo que podamos legar sea el ejemplo de lucha y trabajo.

Termino recordando a San Agustín, Padre de la Iglesia: "¡Tiempos malos, tiempos difíciles!", dicen los hombres. Vivamos bien, y los tiempos buenos serán. Los tiempos somos nosotros; cuales somos nosotros, tales son los tiempos[3].



[1] “Los derechos humanos se han convertido en la nueva biblia política en dos sentidos: como el único punto de referencia de una comunidad política relativista y como fuente de legitimidad en debates políticos: nadie puede permitirse violar los derechos humanos” Janne H. Matlary. Derechos humanos derrapados. p 26
[2] Llamo derecho base a aquel que de forma estructural permite que el edificio de los derechos humanos se mantenga en pie.
[3] "Mala tempora, laboriosa tempora, hoc dicunt homines. Bene vivamus, et bona sunt tempora. Nos sumus tempora: quales sumus, talia sunt tempora" San Agustin Sermo 80, 8


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